Cuando no existía la web y el Perú se caía a pedazos
Una de las navidades que quedó en mi iris, fueron aquellas de finales de los ochenta. Épocas que no se sabía si la plata alcanzaría para comprar un panetón Donofrio en las tiendas Monterrey, pero sí se tenía la certeza que la luz se iría y debiamos abrazarnos en medio de la oscuridad mientras en la vieja radio Phillips a pilas con ecualizador incorporado, la voz del chileno locutor Miguel Humberto Aguirre por Rpp nos pedía calma.
A veces, pronunciar la palabra felíz, en dichos años devenía en una broma irónica y acaso infinita, en medio de una hiperinflación galopante como lo decía Ricki Webb . Al que se agregaba la posibilidad de morir despedazado por un cochebomba al salir a la chamba o el colegio, y sufrir porque ya no veriamos a aquel pariente de provincia, sino hecho cenizas o degollado por senderistas o militares.
En medio del cielo de la medianoche iluminado por los cohetes, luces de bengala y calaveras, solo deseaba que la crisis y la pesadilla Sendero Luminoso acabara alguna vez. Muchos esperariamos la navidad de 1992 con gozo.¿ Tú no lo esperaste?
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