jueves, 15 de octubre de 2009

THORNDIKE Y SU PASO POR LA PRENSA

Unas líneas sobre libro Operación Testigo, La edad de plomo.

El gordo se fue este año de paro cardíaco, pero quedó el legado de sus obras. Una de ellas titulada “ Ocupación, testigo” editada por la Universidad San Martín de Porres, representa una refrescante lectura sobre sus inicios en el periodismo vía La Prensa.
Aquí no encontramos artificios literarios, simultaneidad, perfiles reciclados o cojudeces de ciertos cronísticos palabreros sino sudor, acción , drama , suspenso , en síntesis , toda una experiencia de lo que era hacer periodismo cuando no existía como diría Beto Ortiz, Internet, USB o Ctrl + Z y diagramar y escribir en carillas representaba un arte.
Así, Thorndike empieza narrando el día que salió de pito en periodismo en la casa del jabonero, La Prensa de Pedro Beltrán. La entrevista con Sebastián Salazar Bondi, la certeza que le periodismo es un apostolado y no se gana mucho, el espacio estrecho donde acomodar una silla y teclear (algo de eso viví en un periódico de jubilados y ceses colectivos)
“Todos empezaban desde abajo, como “meritorios” es decir, sin sueldo, con todas las obligaciones de un auténtico empleado. Una vez demostrada la capacidad del aspirante y reunidos los meritos indispensables, ascendía al último reglón del libro de planillas, con un glorioso sueldo de mil doscientos soles mensuales, algo así como un dólar cuarenta al día”( p 35).
También, es de destacar su encuentro con Grados Bertorini (“Debo de haber dicho” buenos días, doctor “, Grados me respondió de inmediato. “ No soy doctor.¿ por qué todos piensan que debo ser doctor?. No soy doctor en nada y no me gusta que me digan doctor ¿entendido? (p 38) y con el periodista Jesús Reyes que al verlo le dijo (¿ periodista? ¿Con semejante aire de despistado? ( p 38).
Lo que prosigue abunda en anécdotas, pasajes, recorridos de cómo se hacía periodismo en La Prensa en medio de amanecidas de caldo de gallina, cachito, puteadas y primicias. Tan diferente en estos tiempos que la primera plana ya no son denuncias sino el estado marital de una controvertida conductora o lo de ripley la promoción de un álbum de figuritas a grandes titulares.
Bien vale un libro como este que esas porquerías de diarios embrutecedores. Palabra.
Fuente: Ocupación testigo. La edad de plomo. Guillermo Thorndike. USMP 2003. p 282.

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