Ollanta Humala y Keiko Fujimori se recordaron la dictadura y la madre mía.
Un ring de box en el Marriot. El último debate presidencial entre los candidatos al sillón de Pizarro, Ollanta Humala y Keiko Fujimori resultó un desfile de pullazos y nada de novedosas propuestas a las referidas en su plan.
Pese al acierto de la conducción de Salcedo y al respeto de las reglas , salvo en el ultimo punto donde fanáticos intentaron vapulear al rival, Ollanta descargó contra Keiko Fujimori sus balazos de la esterilización forzada, el doctor Aguinaga la dictadura asesina, el narcotráfico y la corrupción con su una obra una coima.
Pero Fujimori le respondió con la Madre mía, el golpista, las inversiones en peligro.
Aunque nervioso, en un principio, el candidato de Gana Perú dejó la anterior estrategía de leer y respondió a Fujimori, sin maquinaciones, quien, finalmente, tras rebatirle algunas puyas como decirle que no engañe al país, le deseo buena suerte. El beso de Judas fue el colofón final y el delirio de los entrevistados.
Atrás quedan los debates cuando al menos los candidatos se la jugaban con frases para la historia o hechos decisivos para bajar las preferencias como la primera plana de cierto diario que daba ganador al debate sin siquiera haber concluido este.
Hoy, habrá que echarle la culpa a las reglas del debate que le han quitado la sal. A esperar a nuestro futuro gobernante, en una elección para el suspenso por lo estrecho del porcentaje
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