A sahumear a Shenna, la Mujer Maravilla , Juana de arco y Gloria Steinem
Se nace de una mujer y cometemos locuras por poseerlas. Este 8 de marzo bien vale cederles el escritorio, cagarles los files y, como no, invitarles cremolada a 32 grados. Ese objeto de deseo por nosotros celebra su día y, bueno, lo que ellas pidan , pues.
Año noventa. Aún recuerdo la vez que conocí a Cecilia. Me la presentó un amigo de la escuela de Literatura. Era admiradora de Simone de Beauviour y estaba a punto de concluir Pintura en cierta escuela de arte.
Lo que me llamó la atención no solo fueron sus lecturas ( cursaba literatura) sino que era alta ( metro setenta) , trigueña clara, pelo lacio a lo Yayita de Condorito, pero vestia de negro; polo , jean Tayssir y botas. Ella me hizo conocer a Gloria Steinem y me regaló una revista llamada Lilith que hablaba sobre el feminismo y en e l que se leían firmas pirateadas de Gioconda Belli, Isabel Allende y artículos sobre el aborto ( yo estoy en contra, por siaca) y otros temas picantes.
Durante el tiempo que nos frecuentamos soporte sus puchos de Hamilton. Otras veces, nos divertíamos cuando ella hacia higado de esos programetes donde reducian a la mujer a ama de casa que esperaba con la comida caliente al marido y solo podia salir los sábados y no contradecir.
Quizá ya sabía de su opción . No lo sé pero Cecilia siempre me decía que le vacilaba mi presencia. Que me veía frágil y elástico. Tenia bien claro que mis esfuerzos por seducirla resultaban vanos. No era de soportar a ciertos hombres a su lado porque en su opinión hablaban huevadas de fútbol, juergas, y segun sus palabras apestaban a machismo.
No volví a ver a Cecilia sino años después con su pareja , una preciosa rubia, por ese puente llamado de Los suspiros en Barranco a altas horas de la noche y muy acarameladas ,valga el cliché.
La noté un poco gorda y creánme que me dio asco que la grasa jodiese ese cuerpo que tiempo atrás advertí en su peso ideal . Las mujeres obesas me dan náuseas, no lo niego. De todos modos, quise bajarme de la custer y saludarla, pese a la compañia que la amarraba , pero desistí.
Ojalá algún día vuelva a encontrarla porque extraño amigas feministas como ella. Solo me queda la musica de Jessi Bulbo y de Pj Harvey.
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