Por fin se hizo justicia
Tras ser notificados con anterioridad por el Arzobispado de Lima, Los 60 libreros careros del lumpen Jiron Quilca fueron desalojados del boulevard que ocupaban desde 1996.
La medida se cumplió de forma pacifica aunque algunos manifestaron que los trataron como delincuentes.
Punto final para un espacio que ahora será convertido en galería.
Año 1997. Recuerdo los funestos días que compré libros en esa feriucha de Quilca. Justo por esas lunas , el bazar suelo de Grau había sido desalojado por el Municipio de Albertito, para convertirse en una avenida libre de ambulantes .
Entonces, ante mi adicción libresca interrumpida -en momentos que andaba desesperado de todo y de todos- caí en ese lugar.
Fueron unos libros de Ribeyro y Bryce que compré con los pocos ahorros de mis cachuelos y por alli algo que mi viejo me daba para resistir.
Poco a poco, me di cuenta que esos libreros no solo vendían caro los libros originales de la editorial Anagrama (casi al precio de la librería) sino hasta las copias pirata de Bayly, Cohelo, Kyyosaki, Fishman .
Incluso los vendedores parecían medio psicoseados . Acaso por la proliferación de pirañas , cafichos, travestis, adolescentes emos consumidores de marihuana, rateros y putas. Era patético ver la cara de la vendedora y todos sus colegas mirando a los asistentes como si fueran choros, notificadores de Sunat o del municipio, cuando solo querías comprar un libro de Bolaño.
Era rochoso que te atiendan de esa forma.
Tenia que ser una emergencia para comprar algún libro inhallable en ese antro. Pero eso dejó de serlo y ahora era potestad de Amazonas donde recientemente encontré un libro de mi admirada " Miley Cirus" ( Ginet, tu sabes que solo tu me pescas) y un ejemplar de los poemas de Cesar Vallejo pero en Mosca azul no el pituco editado por González Vigil. Todos a precios lo justo pues varón.
Ahora, el desalojo se veía venir. Con tanta plata que sacaban vendiendo mas caro, ya parecía de tacaños que estos señores y señoras , no tengan para comprar el terreno.
Ya veo al huascaran de Domingo de Ramos , Yuca, Chapita, o al inclasificable Fito, hablar pestes de Cipriani y el atentado con la cultura. Puta, ya basta huevones, inventen otro argumento de mierda o repasen el método de Toulmin, carajo y dejen de hablar de Galileo y el Pio Nono.
Punto final a un lugar que era un atentado contra el bolsillo de un bibliomano. Y a los desalojados, formen su libreria para estar a la par con los precios.
1 comentario:
Es cierto que se hizo justicia, pero la de la ley. El proceso de desalojo siguió todas sus instancias y los expositores de Quilca estaban al tanto de las resoluciones y los plazos. Muchos problemas internos y escandaletes los rodearon pero siempre se conseguían buenas piezas (libros, CDs, vinilos, polos y demás a buen precio) y había buena atención (desde excelentes vendedores y "amigos" hasta de los pésimos, como en todas partes). Pero es cierto que ni la Municipalidad Metropolitana ni otras instituciones les tendieron la mano para afrontar un cambio de local. En todo caso, es realmente una pena. Toda esa calle ganó nivel desde la presencia de esta feria. ¿Antro?, quizá antes del 97 pero luego ¡que diferencia!, siempre "movido" como el centro de toda ciudad del mundo y menos que en otros lugares (¿Quién baja a comprar libros a Amazonas a partir de la 5 o 6 P. M.?, aún así es más seguro que antes pero mucho menos que Quilca, sino pregunta a los pirañas y pastrulos de la "Huerta" que bajan a merodear por Amazonas y alrededores). Ojalá los que quedan sigan con ese legado, tanto que Quilca como en Amazonas..
Respecto a los precios, como mencioné, había de los normales hasta los muy baratos. Nada caro. Es más, siempre logramos puntos menos que en la librerias formalizadas. Los exponentes más formalizados tenían precios mejores que en otras tiendas formalizadas. Pero fue su compromiso con la formalización. Después de todo ni un comprador ni un vendedor pueden vivir para siempre de cachina, por lo menos si eres o quieres ser un comprador / vendedor serio.
Un saludos para los amigos de Amazonas, algunos de los cuales siempre tentaron con llegar a Quilca, con su oferta de productos (sobretodo libros). Sólo unos pocos lo lograron. No cualquiera llegaba a comprar o vender en Quilca.
El peor atentado contra un bibliófilo es el de si contra si mismo al no trabajar y ser metódico en sus compras. La compra - venta nos permite conseguir cosas baratitas. La cachina nos empobrece porque se basa en la receptación. Saludos.
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