jueves, 31 de diciembre de 2015
UN AÑO 2015 PARA OLVIDAR
(Foto Andina)
Salgo de mi centro de trabajo. Parece ser que el gerente no sabe que es 31 de diciembre. Nadie en la entidad , sabe. Si te largas antes de la hora de trabajo-aun asi sea un día de fin de año, te descuentan de tu sueldo y para quien no gana mucho , duele. Duele como el dolor de perder a un familiar este maldito año. Duele como un diente cariado . Duele como mierda.
Paso la página y recorro veinte cuadras ; me confundo entre personas que van con paquetes , lentes de sol, cigarrillos, celulares de ultima generación. Un ligero aire me oxigena de la presión laboral. Tengo ganas de agarrar cientos de papeles funestos de ciertos meses del 2015 donde todo el mal del mundo casi me deja discapacitado . Deseo cogerlos e incinerarlos , pero cierto alcalde ha prohibido la quema y me reprimo ; pienso en la monetaria terapia Gestalt.
Descarto el diván por falta de fondos y prefiero los libros del psicólogo Tomas Angulo o de su colega Walter Risso pirateados y al alcance de mi bolsillo.
Avanzo hacia el paradero del corredor azul. Esa huevada de sistema de transporte creada por quien apoya al presunto carnicero del desaparecido periodista Hugo Bustios.
Le pago a la boletera un sol con veinte centimos y con fortuna, agarro un asiento al rincón.
Hecho una oruga cierro los ojos y vuelvo a pensar;
Ginet y yo comiendo en el Rokis, lugar donde venden pollos a la brasa .
Ginet jodiéndome porque le doy cabida al trasero de Leslie Shawn mientras vemos Cementerio Azul en el cine Excelsior.
Ginet metiéndome un codazo en el higado porque le mande una indirecta.
Ginet y yo caminando juntos por el jirón de la unión hacia la Sunat. Mientras me divierte su jean celeste y sus zapatillas adidas rosada, fuera de su polo Radiohead y su colette que le compré meses atrás.
Yamile, quien no es mi trampa sino un satélite de mi oficina, jodiéndome por un papelucho que debo entregarle entre otros pedidos en la oficina.
Daniel , otro satelite, molestando mis horas para que le selle unos documentos del carajo.
Cambio de foco.
Y ahora, molido y desecho me encuentro un octubre leyendo bajo una luz opaca los cuentos titulados, Pajaros de fuego de Anais Nin a golpe de nueve mientras en la tele, Romina Antoniazzi bromea con un calvo joven colega periodista de canal 7.
Un nuevo salto y ahora me encuentro en cierto lugar y enterándome de la muerte de un familiar directo.
Las ganas de desaparecer y olvidar .
La resistencia.
Las lagrimas , tres días antes de dormir porque claro , los hombres no lloran carajo , pero aquí se trata de quien te dio la vida y ya no esta por un maldito carcinoma. Así , si vale , pues.
Una mosca mordiéndome el cuello mientras un empleado del camposanto deja las flores en la nueva morada de quien me dio la existencia.
El vacío cada tarde regresando del trabajo y a la hora que salgo a almorzar y veo a la señora gordita de lentes y blusa remangada que atiende el restaurante y me aguanto las lagrimas.
Y así, hasta ahora que escribo esto, que bajo del omnibus de marras y mis huesos enrumban a ami hogar.
Solo quiero que pasen las horas de este maldito año .
Porque luego hay que abrir los ojos y pelear dia a dia en este mundo hostil que me ha tocado vivir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario